Las personas necesitamos un espacio personal para sentirnos cómodos. No nos gusta que en general se encuentren muy cerca de nosotros, sentimos que nuestra intimidad y privacidad son invadidas.
Este es un concepto que entendemos muy bien, pero al parecer no somos los únicos. Y no estoy hablando de alguna clase de animal, sino algunos árboles también podrían necesitar espacio personal y lo buscan.
Aunque no tiene cerebro ni se comporta como un animal, debemos recordar que son seres vivos. Y por mucho tiempo se pensó que no habría ningún tipo de comportamiento que les haga tomar distancia.
Pero desde la década de 1920 comenzó a observarse como entre los árboles había cierto espacio de separación. Y si bien la lógica indicaba que no llenaban dichos espacios para dejar que la luz pase fácilmente y realizar la fotosíntesis.
Investigaciones posteriores comenzaron a notar algunos datos interesantes: por ejemplo, algunos manglares al moverse por el viento ocupaban un determinado espacio. Y que no había choque con otros árboles.
Otras observaciones mostraron como ciertos árboles dejan de crecer sus puntas hasta cierto espacio. Porque saben que más allá de eso sufren el riesgo de ser cortadas o de chocar contra algún otro árbol.
¿Por qué querían un espacio “personal”?
Los árboles crecen buscando supervivencia. Y una vez que tomas en cuenta que buscan proteger su propio espacio, toma todavía más sentido que sus enormes troncos se encuentren tan bien ordenados.
Es decir, observa un bosque. Verás como los árboles tienen un orden bien establecido, en donde no estarás viendo continuamente que crecen para atravesar en algún punto su tronco con el de otro árbol.
O que ves que crecen sin ningún sentido, habiendo árboles grandes a menos de un metro, chocando sus ramas continuamente. No, tu observas un bosque y puedes observar que existe un cierto orden.
Hacen falta muchos estudios al respecto, porque algo que podemos observar es que las copas de los árboles tienen métodos para poder tomar distancia de otras. De “saber” que si crecen en cierta dirección tendrán problemas.
Existen pocos estudiosos de las copas de los árboles actualmente, ya que requiere mucho tiempo y esfuerzo para poder notar los cambios. Además que estudiar las copas es solo una parte de todo el proceso.
Ya que como bien se dice, estudiar solo la copa sin tomar en cuenta el árbol por completo es tratar de entender al ser humano solo estudiando de la cintura para abajo. Son un todo que funcionan en conjunto.
Afortunadamente cada día hay más personas interesadas en entender porque existen dichas distancias en los árboles. Conocimiento que nos puede ayudar a entender todavía más a las plantas, como funcionan y benefician al ambiente.
Con datos de National Geographic