Cuando llega la navidad, una de las costumbres es tomar un pino en medio de la sala, para ponerle toda clase de adornos. Por ejemplo, esferas, luces, bolas, ángeles y muchos objetos decorativos que lo hacen verse bonito.
Y muchos lo hacen durante la temporada pero, ¿te habías preguntado porque precisamente un pino y no cualquier otro árbol? ¿Por qué precisamente ese es el que se utiliza años tras año y no se varía?
Hay que hablar del origen de todo, incluso antes de responder porque un pino: ¿por qué en primer lugar se estaría colocando un árbol en algún lugar de la casa?
Se dice que la costumbre es tan antigua que incluso en el siglo II y III d.C. de Cristo ya se habla de algunas personas adornando troncos. Esto era considerado pagano, pero son registros de personas realizando este acto.
Esta planta siempre se la ha considerado como un símbolo de fertilidad, por lo que colocarle todo esto era una forma de reanimarlo. Por lo que se piensa que se estaba buscando una forma de mejorar cosechas.
Y si bien las autoridades eclesiásticas intentaron erradicarla, pero ante el hecho de no poder lograrlo, paradójicamente decidieron adoptarlo. Todo comenzó, según se dice, en el siglo VIII d.C.
En Alemania había un enorme roble que se encontraba consagrado a Thor, el dios del trueno. Entonces el misionero Bonifacio terminó por cortar el árbol para sorpresa de todos, ofreciendo un pino a cambio.
Lo adornó con manzanas y velas, siendo que la fruta representaba el pecado y las tentaciones, mientras que las velas eran la luz de Cristo que guiaba. Habían nacido las luces de los árboles.
Estas pueden considerarse el nacimiento de la unión entre la religión cristiana y el poner árboles, aunque todavía le faltaba un camino muy largo por recorrer de adaptaciones. Pero por tradición, se considera la primera ocasión.
¿Y en qué momento empezó a usarse el pino como ahora?
Estos son los orígenes remotos, pero eso no explica la ahora forma moderna que es utilizada en estos días.
Los registros históricos hablan que fue durante los siglos XVI y XVII cuando comenzó a verse esta costumbre mucho más enfocada. En países como Escandinavia o Alemania encontraron este uso al árbol.
No hay una historia exacta de la transformación, ya que fue algo gradual por siglos. Pero si bien recuerdas, la vieja historia de San Bonifacio hablaba de manzanas y velas.
Estas fueron cambiadas poco a poco por objetos como esferas en lugar de las manzanas. Y colocar otro tipo de luces en lugar de las velas, para seguir representando la luz de Cristo.
Se piensa que todo fue por practicidad, ya que las manzanas eran demasiado perenes, mientras que las velas peligrosas. Se buscó continuar la tradición con algún método que permita hacerlo de manera segura y práctica.
Y si bien inicialmente algunos creyentes hacían uso de este adorno, no fue hasta que el rey Jorge III impulsó la fama definitiva al colocar a finales del siglo XVIII uno de ellos en su corte. Con magníficos adornos dignos de la realeza.
El gesto gustó mucho a los habitantes, que comenzaron a imitarlo y colocando en su casa los propios. Y cada quien le agregaba algo, poniendo adornos más bonitos o buscando maneras de lograr que se vea mejor.
En la actualidad, se sigue colocando el árbol. Ahora se venden piezas artificiales, los adornos son fáciles de conseguir y se ha hecho uso de mucha imaginación para darle hermosos adornos.
Incluso entre algunas personas se ha perdido el significado original, pero al final lo importante es que el árbol navideño trascendió el tiempo, con el pino como su protagonista.