Porque hay frutas que tienen sabor ácido y de que nos sirve esta información

Cuando pensamos en frutas, se nos viene a la mente la idea que será un vegetal de sabor muy dulce. Por ejemplo, como cuando tomamos una manzana, que nos deja un sabor muy especial en la boca.

Pero la realidad es que no solo existen frutas que tienen un sabor ácido, sino que en realidad son bastante más comunes de lo que pensamos. ¿Qué hace que tengan esa acidez, en lugar del dulzor de otras?

El origen del sabor ácido de las frutas.

En primer lugar, eso de pensar que las frutas deben ser dulces es una percepción. Es decir, que no existe una regla que dicte que deban ser dulzonas, ni tampoco que deban de ser ácidas de alguna forma.

Todo dependerá de las sustancias que contenga, ellas serán las que dicten el tipo de sabor que posea. Y el tipo de sustancias que tengan cambiará por cada tipo de planta e igual por las necesidades de cada una.

Por ejemplo, en frutas dulces como las bayas, encontraremos dulzor porque en su interior podemos encontrar ciertos ácidos, pero en mayor medida encontraremos azúcar. Y cada uno en diferente proporción.

En este caso, el azúcar terminará por dominar, causando que tenga ese sabor dulce que nos gusta. Pero si notamos de fondo, terminan por poseer un pequeño sabor ácido que no domina, pero tampoco desaparece.

Ahora bien, ¿por qué el sabor ácido?

Todo depende del comportamiento de lo que ocurre en el interior de las células vegetales, que tienen por nombre vacuolas. Estas terminan por ser bombeadas por con iones de hidrógeno que están cargados positivamente, es decir, con protones.

Información usada para mejorar plantas.

El saber como cambia el sabor de las frutas dependiendo de las sustancias que reciba, no es simplemente una curiosidad. Este conocimiento puede ser utilizado por científicos para hacer cambios en las frutas.

Al analizar el ADN de árboles jóvenes, puede con esto predecirse la dulzura o acidez que van a tener sus frutos. Y con ello, intervenir para poder obtener resultados distintos.

Por ejemplo, piensa en la industria del vino, donde podrían hacerse cambios sustanciales que permitan obtener frutas que den nuevos sabores o de mayor calidad.

La genética a favor de una industria no es nuevo, ha sido usado por mucho tiempo en el reino animal. Pues bien, en el vegetal se usa de igual forma, por lo que podría graduarse artificialmente para lograr nuevos sabores.